20231213

Las personas religiosas disfrutan de mayor bienestar

Más y mejor vida social, experiencias positivas, relaciones con las comunidad, optimismo  y compromiso cívico. Menos enfermedades,  preocupación, tristeza, ira y estrés.

Adolfo Miranda Sáenz


Un estudio internacional de la encuestadora Gallup revela que las personas creyentes son más positivas, tienen más respaldo social y participación en sus comunidades, que las no religiosas.
Muestra importantes evidencias del impacto positivo de la religión en la salud mental y el bienestar de las personas; aunque, paradójicamente, en el mundo se vive un creciente desinterés por lo religioso.

Los datos de la mega encuesta mundial realizada desde 2012 hasta 2022 muestran que los creyentes gozan de mayor bienestar que los que no lo son. El estudio incluye datos sobre nueve aspectos de la vida, desde las experiencias positivas al relacionarse con los demás hasta el compromiso cívico y la salud física. Cada uno de los nueve aspectos investigados incluye una puntuación de 0 a 100, basada en las respuestas a una serie de preguntas.

Para el índice de experiencia positiva, se hicieron a los encuestados diferentes preguntas incluyendo su estado de ánimo, el trato social recibido o la calidad del sueño. En cuanto al compromiso cívico, se les preguntó, entre otras cosas, si habían hecho donaciones a organizaciones benéficas o si habían ayudado a un desconocido. Para obtener el índice de salud física se les interrogó, por ejemplo, sobre problemas de salud que les impidieron hacer cosas que la gente suele hacer según la edad de cada encuestado.

Las personas con creencias religiosas obtuvieron calificaciones más altas en cinco de los nueve índices de Gallup; estos son: vida social, experiencias positivas, aspectos básicos de la comunidad, optimismo  y compromiso cívico.

Obtuvieron más o menos la misma puntuación que los no religiosos en dos índices: una evaluación sobre sus vidas para saber si prosperaban o empeoraban, y su confianza en la economía de su lugar de residencia. Los creyentes obtuvieron resultados más bajos únicamente en tener experiencias negativas; por ejemplo, los religiosos experimentan menos preocupación, tristeza, ira, estrés que los no creyentes.

Los expertos de Gallup señalan que incluso pequeñas diferencias en esa mega encuesta revelan resultados significativos a escala mundial. Cada diferencia de un punto en los índices entre personas religiosas y no religiosas refleja una diferencia de unos 40 millones de adultos en todo el mundo. La diferencia de cuatro puntos en cuanto experiencias positivas significa que hay una diferencia de 160 millones de adultos más en el mundo que tienen experiencias positivas siendo creyentes.

El informe también destaca la paradoja actual de que, aunque la religión y la espiritualidad son un factor importante y positivo para hacer frente a la crisis de salud mental en muchos países, el número de creyentes está disminuyendo.

Según el estudio de Gallup  hay  una creciente polarización entre personas creyentes y no creyentes, sobre todo con respecto a las religiones más grandes en número. Los no creyentes que promueven posiciones contrarias a las doctrinas de las grandes religiones en temas como el aborto o la ideología de género, consideran que los religiosos son un obstáculo para lograr sus demandas.

Algunas iglesias cristianas tienen doctrinas más liberales o menos rígidas en estos temas, y otras avanzan en realizar cambios moderados en algunos aspectos, como en la aceptación de la condición gay con comprensión y empatía, sin que implique una aceptación de los extremos formulados por la ideología de genero.

Entre las iglesias cristianas tradicionalmente más conservadoras ahora hay una corriente mayoritaria entre sus miembros que favorecen implementar reformas que, sin afectar sus doctrinas fundamentales, permitan revisar algunas concepciones con nuevos enfoques a la luz de la ciencia. Pero no disminuye la polarización, ya que dentro de esas iglesias también  hay sectores minoritarios, pero muy beligerantes, opuestos a cualquier cambio.

Los católicos, por nuestra parte, iniciamos un camino sinodal guiados por el Papa Francisco, procurando juntos acercarnos más al espíritu del Evangelio, a lo fundamental enseñado por Cristo, no enfatizando las prohibiciones, preceptos, exclusiones y condenas creadas por criterios humanos a través de los siglos, sino enfatizando el amor y la misericordia, como nos lo ha mandado Jesús.

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