LA JUSTICIA SOCIAL EN NUESTROS GOBIERNOS LIBERALES

Adolfo Miranda Sáenz

El liberalismo que se ha practicado por los gobiernos liberales de nuestro país, siempre ha defendido, respetado, promovido y contribuido a desarrollar la empresa privada, la propiedad privada y la economía de mercado, base del capitalismo. 

Pero, además, en Nicaragua los gobiernos liberales de  Zelaya, Madriz, Sacasa, Moncada, los Somoza, René Schick, Arnoldo Alemán y otros, implementaron siempre en lo social y económico un liberalismo con justicia social, es decir, libre empresa capitalista con intervención moderada del Estado para suplir lo que no puede resolver el mercado y hacer realidad la igualdad de oportunidades. 

Este tipo de política liberal -de justicia social- es propia del liberalismo moderno y progresista, que basado en el liberalismo clásico de siglos anteriores responde ante los nuevos retos de la sociedad para hacer efectivos sus principios de libertad e igualdad de derechos y oportunidades. Las actuaciones de los gobiernos liberales en cuanto a las faltas contra la institucionalidad democrática, irrespeto a algunas elecciones libres, concentración de poder y actos de corrupción (males que se han dado en algunos gobiernos liberales, pero también en gobiernos conservadores y de forma peor en gobiernos sandinistas, y que son un mal generalizado en nuestra historia, de lo cual nadie está libre de culpa) no es tema de este artículo, pues sería objeto de otro análisis. Aquí analizamos LA POLÍTICA SOCIAL Y ECONÓMICA de los gobiernos liberales. 

La intervención del Estado en lo económico y social en los gobiernos liberales de Nicaragua se realizó a través de impuestos a la renta y al capital para poder brindar los servicios básicos gratuitamente a toda la población. 

También con el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) que es un sistema de atención médica accesible, subsidios y pensiones, en base a la solidaridad (fraternidad liberal) expresada con cuotas del empleado, del empleador y del Estado. 

Además de leyes laborales que protegen al trabajador con jornadas máximas de trabajo normal, pago de horas extras, séptimo día descansado, vacaciones pagadas de un mes al año, goce de aguinaldo navideño o décimo tercer mes, pago de preaviso en caso de despido, derecho a la indemnización por antigüedad y otras garantías laborales consignadas en el Código del Trabajo. 

Con el Instituto Nicaragüense de Comercio Exterior e Interior (INCEI) que trabajaba en la regulación de los precios de los alimentos básicos acopiando o vendiendo según la situación; el Banco Nacional de Nicaragua como banca de desarrollo financiando la producción; y, por supuesto, el servicio universal gratuito de salud en los hospitales y centros de salud del Estado, la educación pública gratuita desde la primaria hasta la universidad, el Instituto de la Vivienda, etc. Todas estas son políticas que hoy han quedado como conquistas sociales irreversibles con origen en los gobiernos liberales de nuestra historia.

A la par se desarrollaba la banca privada, escuelas, colegios y universidades privadas, se ejercía la medicina privada, etc. Es decir coexistían un sistema privado para el que pudiera pagarlo y un sistema público con el cual el Estado garantizaba los servicios básicos al que no podía pagar, para que tuviera las mismas oportunidades y se hiciera real el principio liberal de la igualdad de derechos y de oportunidades. El liberalismo que conocemos los nicaragüenses es un liberalismo con justicia social.


Nuestro liberalismo al ser moderno y progresista ha evolucionado del "individualismo extremo decimonónico" (que el Estado no intervenga o intervenga lo mínimo, solamente para la defensa nacional y el orden público, lo que se conoce como "Estado policía", y que todo se rija por las leyes del mercado) a una intervención moderada y solo con "CARÁCTER SUPLETORIO" del Estado para garantizar la justicia social y la verdadera igualdad de oportunidades.   

El liberalismo moderno y progresista no se opone a que el Estado intervenga y actúe supliendo lo que el mercado no puede resolver para que los pobres tengan acceso a los servicios básicos; no se opone a que el Estado brinde atención universal de salud, educación gratuita a todos los niveles y seguridad social obligatoria. No mantiene una mentalidad de rechazo a  la justicia social ni promueve que todo sea privado o privatizado y que cada cual resuelva sus propias necesidades. No dice como algunos que motivados por el egoísmo exclaman: "No tenemos que pagar con nuestro dinero (impuestos) para cubrir las necesidades de otros." 

Desde la Revolución Francesa los liberales proclamamos un lema que recoge nuestros principios de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD. La fraternidad la entendemos como la solidaridad humana (por cierto, un principio elemental en la doctrina cristiana y otras religiones). Porque sin esa solidaridad no existiría la verdadera igualdad de oportunidades ni la verdadera libertad para aquellos que por su pobreza no tuvieran acceso a los servicios de salud o educación.  

El  liberalismo es una ideología política que rescata los ideales de libertad, igualdad y fraternidad , sin olvidar la implementación de un Estado democrático con elecciones libres pluripartidistas y separación e independencia de Poderes. 

La diferencia respecto al "liberalismo clásico" es que ante las nuevas condiciones sociales y económicas modernas para ejercer la libertad política son indispensables la igualdad efectiva (no teórica) de oportunidades económicas y sociales y la eliminación (o disminución significativa) de la pobreza. Para ello, se busca armonizar el mercado libre con una moderada intervención reguladora del Estado a fin de garantizar la sana competencia del mercado libre pero al mismo tiempo hacer efectiva la igualdad de oportunidades. 

El liberalismo ha entendido que los pobres no pueden ser REALMENTE LIBRES pues su voluntad suele estar comprometida por su propia precariedad, por lo que es necesario garantizarles lo básico a fin de que puedan ser libres en sus decisiones. Y que la fraternidad debe concretarse en la SOLIDARIDAD. Solo así habrá verdadera IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. 

Los liberales nos oponemos tanto a la izquierda comunista y a los diversos tipos de socialismo, como a la ultra derecha representada por lo que la Doctrina Social Católica reiteradamente llama el "capitalismo salvaje" del  individualismo egoísta, del "¡sálvese quien pueda!" o del "que cada cual resuelva su situación". 

Los  liberales conjugamos los principios democráticos del liberalismo con la justicia social. Rechazando los extremos tanto del estatismo como del individualismo egoísta en que se considera que los más pobres no deben recibir beneficios de los ingresos de la producción, del éxito empresarial o profesional, de las grandes ganancias de otros, sin ningún sentido de JUSTICIA SOCIAL.

La JUSTICIA SOCIAL no es igual al "igualitarismo" que promueve el socialismo. El liberalismo entiende esa justicia como "dar a cada cual lo que socialmente le corresponde según su capacidad, su trabajo, su esfuerzo y sus méritos". Nuestros principios políticos de carácter social coinciden en mucho con el cristianismo, pues coinciden con la Doctrina Social de la Iglesia Católica (cuyo fundamento es el Evangelio de Jesucristo), particularmente con la doctrina de la Iglesia sobre "EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES", "EL BIEN COMÚN" y la "SOLIDARIDAD".