20210628

Hay sanciones que perjudicarían al pueblo

Llevar a Nicaragua a la miseria no va a resolver nuestros problemas políticos. La pérdida de miles de empleos causaría una profunda crisis humanitaria.

Adolfo Miranda Sáenz



La congresista estadounidense María Elvira Salazar impulsa, junto con otros congresistas, un proyecto de ley sobre Nicaragua en el Congreso de Estados Unidos,  mientras el senador Bob Menéndez y otros senadores impulsan un proyecto similar en el Senado. Ambos proyectos, entre otras cosas, podrían implicar que Nicaragua sea excluida del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y EE. UU., conocido como DR-Cafta. También algunos políticos europeos se han referido a la posibilidad de que Nicaragua sea excluida del Convenio de Asociación de Centroamérica y la Unión Europea. Esas exclusiones serían supuestamente sanciones contra el Gobierno de Nicaragua. 
 
La congresista María Elvira Salazar dice que el Gobierno de Nicaragua “no se puede seguir lucrando con los beneficios económicos de comerciar con los Estados Unidos”. Pero afirmar eso es un error. El Gobierno de Nicaragua no comercia con los EE. UU. (ni con Europa). Lo hacen los productores, comerciantes, exportadores e importadores nicaragüenses, que son empresarios privados. Los principales y mayores beneficiarios del comercio con los Estados Unidos y Europa son los empresarios privados y los millares de trabajadores que en Nicaragua producen bienes para exportarlos, los que trabajan en la importación de otros productos para comercializarlos aquí, y los ciudadanos nicaragüenses que necesitan y adquieren los productos importados.
 
Aunque el Gobierno de Nicaragua de alguna manera indirecta se beneficie del libre comercio de Nicaragua con EE. UU. y con la Unión Europea (como sería por los  impuestos), dichas sanciones no afectarían al gobierno tanto como al país con el inmenso daño que causarían, siendo el pueblo —y del pueblo los más pobres— los mayores perjudicados. Dañarían a los empresarios, pero principalmente a millares de trabajadores —empleados, obreros, campesinos—, y finalmente a todos los nicaragüenses (los que vivimos aquí), no solo por la falta de bienes que dejarían de importarse, sino principalmente porque la pérdida de miles de empleos condenarían a nuestro país a una pobreza mucho mayor que la actual. Nicaragua dejaría de recibir grandes cantidades de divisas que harían falta para adquirir cosas necesarias como medicinas, por ejemplo, y no habría suficiente dinero circulando desplomándose así nuestra economía.
 
El 60% de nuestras exportaciones e importaciones son con EE. UU. Nuestro país exporta a EE. UU., además de los productos de Zona Franca, la mayor parte de nuestra producción: carne, café, azúcar, maní, leche, productos lácteos y otros bienes, generando empleos directos e indirectos para gran parte de la población. Imaginemos el inmenso desempleo que nos causaría excluirnos del DR-Cafta o del mercado europeo, si tan solo el cierre de la Zona Franca sería una tragedia nacional.
 
El daño para Nicaragua sería de la magnitud de una crisis humanitaria: más desempleo, hambre, enfermedades y mayor migración. ¿Acaso no lo vimos ya en otros países? Desde mis principios cristianos, liberales y democráticos soy un opositor cívico al gobierno, pero estoy en contra de esas sanciones que afectarían enormemente al pueblo. Llevar a nuestro país a la miseria no va a resolver nuestros problemas políticos. Sería una decisión gravemente dañina que muchos nicaragüenses claramente vemos que está en peligro de tomarse, aunque algunos callan por temor a ser mal interpretados. ¡Pero hay que decirlo por sensatez y razones humanitarias!
 
Para la triste y dolorosa situación que vivimos en Nicaragua hay que buscar soluciones realistas, efectivas para lograr una solución política viable, pacífica, electoral, y que no empeore la situación del pueblo que ya ha sufrido demasiado. Es comprensible que nuestra situación no se pueda entender bien desde fuera, desde otros países, sin estar aquí. Los que día a día convivimos con el sufrimiento de nuestro pueblo empobrecido podemos comprenderlo mejor para no exigirle más inmolaciones inútiles y contraproducentes. Esas sanciones ya se han aplicado en otros países y no han logrado resolver nada, fracasaron totalmente, dando como único resultado empeorar la situación del pueblo.