Los cristianos verdaderos y personas de buena voluntad, de derecha o izquierda, tendrán que hacer grandes esfuerzos para rescatar de los extremismos y del odio, allí, donde exista.
Adolfo Miranda Sáenz
En diferentes partes del mundo se instrumentalizan
algunos símbolos cristianos y usan expresiones religiosas
manipulando la figura de Jesucristo para promover
el odio. No nos extrañemos, siempre ha habido anticristos disfrazados de un
falso cristianismo. Podría poner diferentes ejemplos de varios continentes,
pero el espacio es corto. Comento tan solo un ejemplo cercano: En Estados
Unidos (EE. UU,) los grupos más fanáticos y peligrosos que asaltaron el
Capitolio, como
Proud Boys, Oathkeepers,
QAnon, 3 Percenters y
America First,
usaron y siguen utilizando el lenguaje y los símbolos cristianos para “justificar”
acciones en favor del racismo, el supremacismo blanco y la derechización
extrema y radical.
Recordemos al famoso “chamán” de QAnon haciendo una “oración” desde la
tribuna del Senado cuando irrumpió en el Capitolio. Todo ese ropaje de un
cristianismo manipulado ha alarmado tanto a algunos líderes religiosos que
publicaron una carta abierta firmada por más de 1.400 pastores, sacerdotes y
obispos de varias confesiones cristianas condenando esa perversión de la fe.
Pero el lenguaje, las banderas, camisetas y pancartas
con símbolos cristianos usados por los racistas y los extremistas políticos blancos
en EE. UU. (mayoritariamente personas con
bajo nivel de educación) no es algo nuevo. Inició con el genocidio de los
indios exterminados por los colonos desde que en 1637 el capitán John Mason con
un grupo armado de puritanos de Nueva Inglaterra quemó vivos a quinientos
indios; “gracias a la Divina Providencia”, dijo Mason. Paralelamente existía la
esclavitud de los negros traídos de África (1620-1865) y cuando los liberaron
quedaron bajo las leyes de segregación racial. Desde entonces el KKK ha citado La Biblia para “justificar”
la esclavitud y la segregación racial con frases como “La Biblia aprueba la
esclavitud”.
El uso de escrituras y símbolos cristianos en los
esfuerzos para someter o excluir a otros “en Nombre de Jesucristo” existe en el
mundo desde Las Cruzadas (1076-1272) para expulsar de Tierra Santa a los
musulmanes que tenían 400 años de estar asentados allí. Las Cruzadas también fueron usadas contra judíos
y cristianos ortodoxos. Algo similar fue la Inquisición (1184-1834). De las
Cruzadas y la Inquisición los tres últimos papas, en nombre de la Iglesia
Católica, han pedido perdón a la humanidad. (También Isis y Al Qaeda asesinan
en nombre de Alá, pero no representan a la mayoría de musulmanes, como otros extremistas
no representan a los cristianos).
En EE. UU. algunos cristianos de extrema derecha
encuentran aceptables las creencias racistas de parte de los supremacistas blancos,
la mayoría de los cuales no comparten su fe pero están unidos por su odio
racial. Estamos hablando de una minoría, pero peligrosa, que no representa la esencia de los
cristianos blancos de EE. UU. ni de los cristianos en general de ese país, pero
tienen el potencial de causar mucho daño, como ya ha sucedido. Existe una
conexión total entre el extremismo político de extrema derecha y el extremismo
religioso de extrema derecha, pero estas personas no asisten a ninguna iglesia ni
leen La Biblia. ¡Ojo! No hablo de personas de centro-derecha o simplemente de derecha,
sino de “extrema derecha”.
Por otra parte, en EE. UU. grupos afro-americanos como
Black Lives Matter han reaccionado
con odio y violencia al odio y la violencia ejercida contra ellos, cometiendo
vandalismo. El odio engendra odio y la violencia engendra violencia. Ninguna se
justifica, aunque tampoco se pueden equiparar. Siempre existe un sector opresor
poderoso y un sector oprimido. Lograr la convivencia en paz en esa admirable nación
grandiosa, pero ahora tristemente dividida y polarizada, es una tarea difícil
pero necesaria. Los cristianos verdaderos y los estadounidenses de buena
voluntad, de derecha o izquierda, tendrán que hacer grandes esfuerzos para rescatar
de los extremismos y del odio a su país. Una tarea igual para los verdaderos cristianos
del mundo, allí, donde sea que el odio y la violencia existan.