Una historia tan conmovedora que es difícil no emocionarse. La tierna lección que nos da un niñito de apenas 5 años, lleno de amor y generosidad.
Adolfo Miranda Sáenz
El papá le explicó la situación al hermanito de la niña, de 5 años, y le preguntó si estaría dispuesto a dar sangre a su hermana. El dudó solo un momento antes de decir: "Me da miedo, papi, pero si así se va a salvar mi hermanita, le daré mi sangre".
Los dos niños fueron acostados uno junto al otro y los médicos conectaron sus venas. Mientras la lenta transfusión de sangre se realizaba, el niño sonrió al escuchar a sus padres comentar cómo retornaba el color a las mejillas de la pequeña.
Su papá entonces le preguntó al niño cómo se sentía. Él respondió: "Estoy bien, no me duele nada. Pero, papi, ¿a qué hora empezaré a morirme?"
Aquel niño no tendría que morir por dar una pequeña cantidad de sangre. No le afectaría en nada. Pero él creía que su hermanita necesitaba de toda su sangre... ¡y el niño quería dársela! Estaba dispuesto a morir para que ella viviera. Ni siquiera pensó en por qué sus padres habrían preferido —supuestamente— la vida de su hermanita a la de él. Solo le interesó salvarla. Ese pequeño niñito actuó con un amor y una generosidad sin límites.
Y nosotros, ¿cuánto amor y generosidad tenemos en nuestros corazones? ¿Podremos aprender alguna lección de ese niñito de 5 años?