MENSAJES CORTOS Y ÚTILES
Adolfo Miranda Sáenz
“Mala suerte… o buena
suerte… ¿quién sabe?”
En la antigüedad, hace muchos años, había en China un buen hombre trabajador que tenía un caballito a quien quería mucho. Un día su caballito se internó en el bosque y desapareció. Lo buscó día y noche durante una semana, pero no apareció. La gente del pueblo era muy unida entre sí y llegaron todos a su casa para expresarle su pesar por la pérdida de su caballito.
El hombre dijo… “Mala
suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
Días después apareció su caballito trayendo con él toda una manada de lindos caballos y yeguas.
La gente del pueblo
entonces llegó a felicitarlo por tan valiosa adquisición.
El hombre dijo… “Mala suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
Pasaron varias semanas y
su hijo decidió domar uno de los briosos nuevos caballos. Pero éste relinchó
tanto que el joven se cayó y se quebró una pierna. La gente del pueblo llegó a
expresarle su pesar por el accidente de su hijo.
El hombre dijo… “Mala
suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
Unos meses después el
Emperador decidió que llamaría al servicio militar a todos los jóvenes del
imperio. Cuando llegaron a reclutar a su hijo no se lo llevaron porque tenía una
quebradura en la pierna. Los vecinos entonces llegaron a felicitarlo por tener
a su hijo en casa sin correr peligro en el servicio militar.
El hombre dijo… “Mala
suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
Al finalizar su servicio
militar los jóvenes de aquel pueblo se habían ganado el aprecio del emperador
por su gran capacidad y heroísmo, los nombró generales imperiales y les dio a
sus hijas, unas bellas princesas, como esposas.
Los vecinos del pueblo
fueron donde aquel buen hombre a expresarle su pesar de que su hijo no fuera
reclutado al servicio militar y se perdiera de esos privilegios.
El hombre dijo… “Mala
suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
Al año siguiente Japón
invadió a China y todos los generales imperiales murieron en combate. Todo el
pueblo fue donde el hombre a felicitarlo porque su hijo se había salvado porque
no fue nombrado general imperial.
El hombre dijo… "Mala
suerte o buena suerte… ¿quién sabe?”
En la vida se presentan
cosas buenas y malas… pero no podemos saber qué nos depara el futuro… de algo
bueno puede resultar algo malo… y de algo malo puede resultar algo bueno.
Entonces no nos lamentemos, no reneguemos, no nos aflijamos, ni maldigamos, ni
reclamemos, ni nos amarguemos por las cosas malas que nos pasen. Porque no
sabemos qué cosas buenas podrían resultar de ellas, aunque ahora nos parezca
que sea lo peor que nos pueda pasar.
“Mala suerte o buena
suerte… ¿quién sabe?”
Igualmente, disfrutemos
de lo bueno y agradezcamos a Dios por eso. Pero no nos aferremos a nada porque
en esta vida todo cambia, todo pasa, todo se acaba y todo renace.
“¿Quién sabe?”
Vivamos cada momento
aceptando nuestra realidad con todo lo bueno y con todo lo malo que tiene.
Vivamos felices y tranquilos hoy. Día a día.
“Mañana… ¿quién sabe?”
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