20240416

Casados no significa esclavizados

 COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES

“Casados no significa esclavizados”

Las parejas deben darse su "espacio" y "tiempo"

Adolfo Miranda Sáenz


Cuentan que hace mucho tiempo, cuando la tribu de los indios sioux habitaba las verdes praderas de Norteamérica, dos jóvenes se enamoraron perdidamente el uno del otro. Él se llamaba Toro Bravo y ella, Nube Azul. El mayor temor de los jóvenes era que un día dejaran de amarse, que el amor se esfumara y se lo llevara el viento. No podían permitir perder aquel sentimiento tan grande, así que decidieron visitar al Gran Jefe de la tribu, que era muy sabio.

– Gran Jefe- dijo con respeto y delicadeza Toro Bravo- Nube Azul y yo nos queremos mucho, y tenemos miedo de perder este amor. Queríamos pedirle que usted nos aconseje qué hacer. El gran Jefe levantó la mirada y contempló complacido a la pareja, tomada de la mano y con los ojos brillantes…

– Tú, Nube Azul, debes escalar la montaña y buscar el lugar en donde anidan los halcones. Escogerás al más fuerte, al más hermoso, y lo atraparás con una red, sin hacerle daño. Y me lo traerás aquí.  Y tú, Toro Bravo, subirás la peligrosa montaña en donde anidan las águilas. Buscarás la más fuerte, y al igual que Nube Azul, la atraparás con una red. Recuerda que no debes lastimarla. También me la traerás. 

Así lo hicieron y el Gran jefe le pidió atar la pata de una ave a la pata de la otra y dejarlas volar. Pero una vez atadas intentaron volar sin éxito. Ambas estaban desesperadas, porque eran incapaces de elevarse. Se pusieron tan nerviosas, que ambos animales comenzaron a atacarse el uno al otro.

Los jóvenes miraban asustados y el Gran jefe les dijo: – Ya lo ven, es imposible echar a volar cuando uno está atado al otro… Y en el amor, sucede lo mismo. Si quieren que dure para siempre, vuelen juntos, pero no atados. Acompáñense, pero sin sentirse prisioneros. Me pidieron un consejo y aquí lo tienen: si quieren que el amor no se pierda, compartan sus vidas y sus ilusiones, pero sin atar al otro, sin convertirlo en su prisionero y menos en su esclavo.

No es amor verdadero el amor que ata, que aprisiona. Ese es un amor posesivo, egoísta. Cuando intentamos forzar el amor atando al otro, sacrificando su libertad, al final ese amor termina fracasando. El amor solo puede crecer en libertad. Pero mucho cuidado, esa libertad no es absoluta. El amor requiere fidelidad total, absoluta, y capacidad de decidir todo de mutuo acuerdo, cediendo a veces uno y a veces cediendo el otro. No se trata de que cada cual vuele por su lado.

Deben volar juntos, pero no atados. Cada cual debe tener su espacio, su personalidad, sus gustos, sus metas, su derecho a opinar y ser respetado por eso. Una libertad necesaria pero que no comprometa la fidelidad ni afecte el tiempo que se deben dedicar para estar juntos, y entre los esposos, sin comprometer el tiempo para dedicarlo a su hogar y sus hijos.