20240416

"Dime de qué presumes y te diré de qué careces"

 COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES

“Dime de qué presumes, y te diré de qué careces”

Aquel que se siente superior a otros, posiblemente esconde un complejo de inferioridad.

Adolfo Miranda Sáenz


Estaba un día un cabrito tomando el sol plácidamente en lo alto de una roca cuando pasó por allí un lobo. El cabrito comenzó a hacerle burla, porque sabía que el lobo no podría subir hasta una roca tan alta y empinada. 

El lobo entonces lo miró y le dijo sereno:

– ¡Tonto, no eres tú el que me insulta, sino la roca sobre la que estás sentado! Dale las gracias a esta roca.

El cabrito no era valiente. Al contrario, era muy cobarde. Pero hizo alarde de una valentía que no tenía porque se sentía seguro, sobre una roca donde el lobo no podría hacerle nada. Pero fue muy tonto, porque no iba a poder permanecer siempre sobre aquella roca y viviría expuesto a que el lobo le pasara la cuenta. Es que los tontos y cobardes suelen ser provocativos siempre que se creen fuera de peligro.

El más fanfarrón es al final el más cobarde: El cabrito solo insultó al lobo porque se sentía seguro. A esto se le llama fanfarronería, que además puede llegar a ser muy peligrosa, ya que nuestro nivel de alerta disminuye y nos hace bajar la guardia. 

La prepotencia en realidad la tiene mucha gente insegura. Aquel que se cree superior a otros, como se sentía el cabrito sobre la gran roca, es en realidad mucho más débil. Y sabiéndolo, intenta compensar su inseguridad y debilidad intentando aparentar fortaleza. 

Con las personas normalmente sucede lo mismo y aquellas que se creen superiores a otros, las personas más prepotentes y vanidosas, suelen esconder muchas inseguridades y miedos. Para tratar de esconder su miedo se ponen un escudo de superioridad, que viene a ser la roca sobre la que estaba el cabrito de esta fábula.

La vanidad también es falta de humildad. Es precisamente la humildad lo que contrarresta y frena la soberbia, la vanidad o la fanfarronería. Este valor, la humildad, nos ayuda a no olvidar nunca que no tenemos por qué sentirnos inferiores ni superiores a nadie pues todos los demás tienen sus virtudes y sus defectos igual que los tenemos nosotros.

Aquel que se siente superior a otros, posiblemente esconde un complejo de inferioridad.