20240819

"¡YA NO SOPORTO A ESA &¡@#!&!@!"

Hay sentimientos que nos dañan, desde el odio hasta un simple resentimiento. ¿Qué hacer?

Adolfo Miranda Sáenz


La hija llega y le dice a su papá:

- ¡Papá, ya no soporto más a esa ¡&¡@#!&!@! Quiero acabar con ella, pero tengo miedo que me descubran. ¿Puedes ayudarme con eso? El padre le responde:

 

- Claro que sí mi amor, pero hay una condición... Primero tendrás que hacer las paces con ella para que después nadie desconfíe que fuiste tú cuando ella enferme. Tendrás que ser muy cuidadosa y comenzar a ser paciente con ella, ser gentil, agradecida, cariñosa, menos egoísta, retribuir siempre, escucharla más, incluso invitarla diario a tomar un refresco o un café... ¿Ves este polvito? Todos los días pondrás un poco en su bebida. Así ella irá enfermando poco a poco.

 

Pasados ​​30 días, la hija vuelve a decirle al papá:

 

-Papá, ya no quiero que esta persona sufra. La conocí mejor y ahora aprenderé a quererla. ¿Y ahora? ¿Cómo hago para cortar el efecto del veneno? El padre entonces le responde:

 

No te preocupes... Lo que te di fue solo harina.

 

Ella no sufrirá ningún mal, porque el veneno estaba en ti...

 

Cuando alimentamos rencores, resentimientos, nosotros morimos un poquito cada día. Esos sentimientos nos causan mucho daño. 

 

Aprendamos a hacer las paces con quienes nos ofenden y nos lastiman. Muchas veces no conocemos bien a las personas y fácilmente nos enojamos y las juzgamos. Pero al tratarlas y conocerlas mejor nos damos cuenta de que esa persona no es como creíamos. O que nuestro enojo no vale la pena mantener.

 

Aprendamos a tratar a los demás como queremos ser tratados. Aprendamos a tener la iniciativa de amar, de dar, de servir, de regalar, de buscar la reconciliación, y no solo querer ganar sin ceder jamás. Quizás nos dijeron cosas muy duras, pero las personas enojadas no siempre dicen lo que realmente piensan. Todo es, muchas veces, fruto del enojo del momento. 

 

Nuestra actitud puede hacer la diferencia en donde hay resentimientos, amarguras, emociones contaminadas, rencores y odio. Tomemos la iniciativa... incluso por el bien de nuestra propia salud y felicidad.