Muchos de los que experimentaron la muerte y luego volvieron a la vida aseguran que recuerdan lo qué pasó en la sala del hospital después que el médico los había declarado muertos.
Adolfo Miranda Sáenz
"Sí, hay vida después de la
muerte. He estado sumido en un profundo coma durante una semana en la que viajé
a otra dimensión del universo; una dimensión que nunca antes pude llegar a
soñar que existiese. La conciencia persiste más allá de la muerte, ajena al
cuerpo y al cerebro.” Lo afirma el neurocirujano de la Universidad de Harvard,
doctor Eben Alexander, en su libro Proof of Heaven (La prueba del Cielo).
Existen varios estudios científicos que concluyen que la vida después de la
muerte sí existe. El doctor Sam Parnia,
también médico, ha trabajado en las salas de emergencia de más de 25 hospitales
en Europa y en Estados Unidos, lo que le ha permitido investigar la conciencia
(el estar consciente) después de la muerte, publicando el resultado en su libro
Erasing Death (Borrar la Muerte).
Y así podríamos seguir contando hasta llegar
a los millones de casos de personas que, según el cardiólogo holandés, doctor Pim
van Lommel, han pasado por esa experiencia en los últimos 50 años, como revela
en su obra Consciencia más allá de la Vida. La doctora Mary C. Neal, una
cirujana ortopedista estadounidense que sufrió un accidente en kayak del que
fue declarada clínicamente muerta, en su libro Ida y Vuelta al Cielo, describe la
experiencia de su viaje al “más allá”.
La palabra de estos médicos y
otros investigadores que publican sus experiencias, aun a riesgo de jugarse su
prestigio, no ha sido suficiente para convencer a otros científicos incrédulos.
El catedrático de neurobiología holandés doctor Dick Swaab, por ejemplo, achaca
“las visiones” a la falta de riego sanguíneo en el globo ocular; otros dicen
que son reacciones químicas, o bien, físicas, del cerebro para “consolar al paciente”
ante la muerte. Pero, ¿cómo procesa un cerebro muerto las “visiones” cuando ya
cesó su actividad, lo cual se comprueba al no registrarse más ondas cerebrales?
Los médicos declaran la muerte del paciente cuando deja de respirar, cesan los
latidos de su corazón y cesan las ondas cerebrales.
Quizá el estudio científico más
grande sobre el tema es el publicado en la revista Resuscitation, realizado por
la Facultad de Medicina Langone de la Universidad de Nueva York. La
investigación afirma que la conciencia humana no desaparece después de la
muerte. Muchos de los que experimentaron la muerte y luego volvieron a la vida aseguran
que recuerdan lo qué pasó en la sala del hospital después que el médico los
había declarado muertos. Algunos incluso recuerdan las conversaciones entre los
médicos o sus rostros de decepción (vistos teniendo “el muerto” los ojos
cerrados).
Ese estudio, titulado Awareness during resuscitation (Conciencia
durante la resucitación), analizó las experiencias de 2060 personas que tuvieron
un paro cardíaco y ausencia de ondas cerebrales, tanto en Estados Unidos como
en Europa. De éstas, 330 volvieron a la vida y 140 dicen haber estado
conscientes después de estar clínicamente muertos. Aunque la mayoría de los
participantes dijeron que no podían recordar con claridad y solo tenían
imágenes vagas, un 39% pudo describir una “percepción de conciencia” y otro
porcentaje menor fue capaz de describir incluso las conversaciones y
situaciones de la habitación del hospital. Lo más relevante es que esos recuerdos han sido verificados
por el personal que estaba presente en ese momento exacto.
Éste y muchos otros estudios
revelan que durante el lapso entre la muerte y el regreso a la vida las
personas tienen experiencias distintas; unos pasan por un túnel con una luz al
fondo, otros ven de inmediato una luz resplandeciente, hay quienes ven a
algunos seres queridos ya fallecidos, otros ven “seres celestiales”, a Jesús, etc. Pero en común todos experimentan
paz, felicidad, y lo que ven o perciben siempre
son cosas de su agrado.
El físico y cosmólogo Sean
Carroll, profesor del Instituto de Tecnología de California, afirma que “es
imposible la existencia de cualquier cosa después de morir. La conciencia es
una serie de átomos y electrones que nos da nuestra mente. Las leyes del
universo no permiten que estas partículas funcionen después de nuestra muerte
física.” El doctor Carroll, como otros científicos, se refiere a átomos,
electrones y leyes físicas, porque no acepta nada más que la materia. Pero la
vida después de la muerte no es material, trasciende la materia, es otra
dimensión, espiritual. Sus colegas médicos y otros científicos que lo
experimentaron consideran que quienes están auto limitados a lo material no logran
refutar sus testimonios.