20240304

Valores fundamentales en la vida social

Los principios cristianos que guían nuestra convivencia humana se traducen en valores cristianos, como "la verdad... la libertad... la justicia..."

Adolfo Miranda Sáenz

 


Hemos estado tratando en varios artículos sobre los principios y valores cristianos para la vida social. En el comentario anterior, sobre estos temas, hablamos acerca de la diferencia entre los principios y los valores, y empezamos a comentar los cinco grandes principios sociales que surgen del Evangelio de Jesucristo.

 

Vimos los tres primeros principios, que son:


PRIMERO: La dignidad de la persona humana

SEGUNDO: La consecución del bien común

TERCERO: El destino universal de los bienes


Ahora veremos los dos que nos quedaron pendientes:

 

CUARTO: La subsidiaridad -Este principio se refiere a que en vez de que el Estado u otras instancias superiores  realicen todas las tareas sociales, se promueva que otras instancias intermedias realicen tareas que deben y pueden realizar con mayor propiedad y eficacia. Por ejemplo, las familias, las iglesias, las empresas privadas y otras organizaciones. 

 

Contra el principio de subsidiaridad están la centralización y la burocratización, con una presencia excesiva del Estado y del aparato público. Pero no siempre las familias y otros organismos intermedios tienen los medios suficientes para realizar las tareas, por lo que el Estado, en estos casos, debe asumirlas o bien facilitarles lo necesario para lograr los objetivos.

 

QUINTO: La solidaridad - Es una forma de hacer realidad el destino común y universal de los bienes, considerando la igualdad de todos en dignidad y derechos. Existen diferencias económicas que son naturales porque no todos tienen la misma inteligencia, fuerza, ​​habilidades, dedicación al trabajo, disciplina, buenas prácticas o por otros factores, como la suerte. Un igualitarismo impuesto, siempre sería artificial e injusto. Pero, otras veces esas diferencias tienen un origen ilegítimo de injusticia y explotación, lo cual sí debe corregirse. 


De cualquier forma, hay personas que necesitan nuestra ayuda solidaria, y el individualismo egoísta es un grave pecado. Pensar solo en sí mismo y olvidarse de las necesidades de los demás va contra la Ley de Dios. Un cristiano jamás puede pensar en “que cada cual busque cómo resolver sus problemas”. Tenemos que ser solidarios con las necesidades de los demás, y según el Evangelio, preferentemente con los más pobres y débiles.

 

Las estructuras de pecado, que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas en estructuras de solidaridad.

 

De estos cinco principios fundamentales se desprenden muchísimos valores cristianos, pero de ellos hay cinco valores fundamentales para la vida en sociedad:

              

PRIMERO: La verdad – Tenemos la obligación de buscar en todo, la verdad, respetarla y vivir conforme ella. Las personas y los grupos sociales deben esforzarse por resolver los problemas sociales según la verdad, alejándose de lo arbitrario, y así cumplir las exigencias objetivas de la moralidad. Entre más nos acerquemos a la verdad más evitaremos actuar arbitrariamente.

 

SEGUNDO: La libertad - La libertad es, en el hombre, signo de la imagen divina y, como consecuencia, de la sublime dignidad de cada persona humana. El derecho al ejercicio de la libertad surge de la dignidad de la persona humana.

 

Cada persona es singular, o sea, única y diferente de todas. La libertad es una expresión de la singularidad de cada persona que le permite asumir iniciativas, buscar la verdad, profesar sus ideas, expresar sus opiniones, decidir sobre asuntos de su vida, su familia y su trabajo, dentro de los límites del bien común, del orden público, de las leyes y de su propia responsabilidad personal y social.

 

TERCERO: La justicia - La justicia consiste en dar a cada cual lo que le corresponde. Es la voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido. La justicia surge del principio fundamental de la dignidad de la persona humana. La justicia tiene muchas áreas donde debe practicarse: en el seno de las familias, entre esposos, padres e hijos, hermanos... En las diferentes comunidades... En las naciones: en cuanto a la aplicación de la justicia llamada comunmente "ordinaria" que juzga sobre el respeto o la violación de las leyes y dicta resoluciones o penas que deben estar apegadas a los principios generales del Derecho y a las leyes establecidas.


La justicia social, en particular, es una obligación vinculada con los principios de la consecución del bien común y del destino universal de los bienes. 


Es triste ver cómo la injusticia social en el mundo se traduce en opresión, explotación, miseria, hambre y guerras. Vivimos en un mundo donde hoy impera el pretender dominar todo y a todos por la fuerza de las armas o el chantaje del poderoso; la ambición y el odio prevalecen por encima de los principios y valores humanos. Esto da como resultado una sociedad indiferente ante el sufrimiento ajeno y las necesidades del prójimo, una sociedad humana violenta e injusta, que los cristianos debemos iluminar con nuestros principios y valores sociales.

 

Con esto hemos expuesto tres de los cinco grandes valores de la doctrina social enseñada en el Evangelio de Jesucristro. Veremos los dos valores fundamentales que aún no hemos tratado en el próximo artículo, continuando con esta serie de temas sobre los principios y valores cristianos a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.