Prácticamente Corea del Norte es un país de esclavos de la familia Kim, sin ningún tipo de libertad.
Adolfo Miranda Sáenz
Kim Il-sung fue un déspota, creador de una dinastía
de tres generaciones. Un tirano nacido en 1912 que se hizo llamar “Líder Supremo
de la República Popular Democrática de Corea” desde su creación en 1948 hasta
su muerte en 1994. Tuvo los cargos de Primer Ministro y después Presidente.
Asimismo, era Secretario General del Partido del Trabajo de Corea (comunista) y
auto proclamado “Presidente Eterno de la República”. El aparato propagandístico
del Estado le llamaba “Gran Líder”. La fecha de su nacimiento y muerte son
conmemoraciones nacionales en Corea del Norte, y el pueblo es obligado a
venerarlo como un dios.
Durante la ocupación japonesa de China y Corea
llegó a militar en una guerrilla liderada por el Partido Comunista de China, al
que se unió en 1931. Después del fin de la Segunda Guerra Mundial y la
rendición incondicional de Japón ante los Aliados (incluyendo la Unión
Soviética) se retiraron las tropas
japonesas de la Península Coreana. Con el poder de los soviéticos respaldándolo,
Kim Il-sum quedó al mando del Norte, mientras el Sur quedó bajo las tropas de
Estados Unidos. Kim Il-sung buscó la unificación imponiendo la ideología comunista,
desatándose la guerra entre el Norte y el Sur. La guerra de Corea terminó en
1953 quedando el país dividido definitivamente en dos partes.
El gobierno norcoreano desarrolló planes
económicos quinquenales (del mismo modo que lo hacía la Unión Soviética),
centrados en el desarrollo de la industria pesada, el desarrollo militar y la
colectivización de la agricultura. Durante los años cincuenta, Kim era visto
como un comunista ortodoxo, leal a los principios soviéticos. Pero durante el
conflicto chino-soviético de los años sesenta, Kim maniobró para mantener
cierta neutralidad, aunque finalmente criticó las posiciones maoístas de China.
En ese momento desarrolló la “ideología Juche”, una mezcla de comunismo con una
política de autosuficiencia, que llevó a Corea del Norte a un aislamiento del
resto del mundo.
Corea del Norte encontró dificultades económicas
cada vez mayores convirtiéndose en una nación absolutamente empobrecida. Corea
del Sur, en cambio, se convirtió en una potencia económica impulsada por la
inversión japonesa y estadounidense, y mediante el desarrollo económico interno
de una economía capitalista próspera. El efecto de las prácticas comunistas sumadas
a la ideología juche que eliminó casi todo el comercio exterior, fue la
parálisis económica. Su economía paralizada fue agravada por los enormes gastos
en armamento, mientras el sector agrícola nunca fue capaz de producir ni
siquiera lo suficiente para alimentar a la población. Varias grandes hambrunas
han diezmado a Corea del Norte. En la hambruna de 1995 a 1997 murieron de
hambre alrededor del 10% de norcoreanos, 2.5 millones de una población de 25
millones. Ha habido otras hambrunas y la mitad de la población apenas sobrevive
bajo la línea de pobreza.
La familia Kim lleva 73 años gobernando con poder
absoluto Corea del Norte. A Kim Il-sung le sucedió en 1994 su hijo Kim Jong-il hasta
fallecer en 2011, sucediéndole su hijo Kim Jong-un hasta hoy. Es una dictadura
dinástica, criminal, cruel y totalitaria. Se encarcela, tortura y ejecuta por
cualquier mínima expresión de crítica u oposición al gobierno y por cualquier
cosa que parezca irrespetar las figuras de cualquiera de los tres dictadores Kim
a quienes se les debe religiosa devoción como seres divinos.
A pesar de su monumental pobreza cuenta con un ejército
de cerca de un millón de soldados y un fuerte armamento, incluso con misiles de
cabezas nucleares. Actualmente China es su principal sostén, sobre todo en
armas, alimentos y energía. Para el dictador chino Xi Jinping, el gobierno de Kim
Jong-un es tácticamente útil por la militarmente estratégica ubicación de Corea
del Norte al Noreste de China, junto a Corea del Sur y frente a Japón. Prácticamente Corea del Norte es un país de esclavos de la familia Kim, sin ningún tipo de libertad.