20230724

El Caso de Cristo

¿Existió Cristo? ¿Son ciertas sus enseñanzas? ¿Es histórico el Nuevo Testamento o fue inventado siglos después? Si existió Cristo, ¿fue un impostor o un loco? ¿Murió realmente en la Cruz? ¿Su resurrección fue verdadera? Un periodista estadounidense con maestría en Leyes hizo un juicio sobre Cristo con pruebas científicas. ¿A qué conclusiones llegó? ¿Cuál fue el veredicto?

Adolfo Miranda Sáenz


Lee Strobel, periodista de investigación galardonado por su trabajo en el “Chicago Tribune”, a cargo de investigar los casos más relevantes de los tribunales, licenciado en periodismo con maestría en Leyes, era ateo y le incomodaba que su esposa se hubiera hecho cristiana. Decidió demostrar, mediante una investigación basada en pruebas científicas y legales aceptables en un juicio imparcial , que todo alrededor de Cristo era falso. El resultado lo publicó en 1997 en un libro titulado “El Caso de Cristo”.

¿Qué resultó de ese juicio llamado "El Caso de Cristo" en el que fue minuciosamente investigada desde la misma existencia de Jesús de Nazaret, llamado Cristo o Jesucristo, hasta la veracidad de su resurrección de entre los muertos?

La existencia histórica de una persona de la antigüedad se comprueba mediante su mención escrita por personas de su tiempo. Sobre Cristo abundan los testimonios en el Nuevo Testamento. Pero si apartamos los textos del Nuevo Testamento por ser escritos por cristianos, tenemos al historiador fariseo Flavio Josefo que en su obra “Antigüedades Judías” hace una referencia clara a Cristo. También se refirieron a Jesús los romanos Plinio y Tácito; este último detalla que “el fundador de los cristianos fue ejecutado durante el mandato del emperador Tiberio, gobernando Poncio Pilato en Judea”.
 
Por aparte, la validez histórica del Nuevo Testamento está comprobada con el método usado por historiadores y arqueólogos, como es constatar los textos recibidos con copias muy antiguas. Las versiones más antiguas de los textos del Nuevo Testamento, que se conservan completas, son los manuscritos Sinaítico (siglo IV) y Alejandrino (siglo V), pero existen más de 5.800 manuscritos griegos completos o fragmentados, 10.000 manuscritos en latín y 9.300 manuscritos en otras lenguas antiguas que documentan su autenticidad historica. El fragmento más antiguo es del Evangelio de Juan, en griego antiguo, y data del año 125.  

Ninguna obra escrita en la antigüedad está más respaldada en su autenticidad por tantas y tan cercanas copias del original que el Nuevo Testamento. Los siguientes más respaldados son algunos clásicos de la antigüedad, como la Ilíada de Homero, con manuscritos de casi mil años posteriores a su original. 
 
El hecho más trascendental narrado en el Nuevo Testamento es la resurrección de Jesús. Un hecho extraordinario que ningún hombre común puede realizar. Si Jesús no resucitó se comprobaría que todo alrededor de él es falso. Pero, si realmente resucitó, tendría que aceptarse que lo que dijo es verdad, incluyendo su divinidad. ¿Es posible que no muriera en la cruz y solo haya quedado inconsciente y luego se despertara en la cueva donde lo sepultaron?
 
Descubrimientos arqueológicos relacionados con las practicas romanas de la crucifixión proveen información valiosa que da fuerza histórica a la efectiva muerte de Jesús en la Cruz. Consideremos que desde la noche anterior Jesús fue azotado con un flagelo: varias correas de cuero a las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro y trocitos de huesos de oveja que desgarraban la piel y los músculos. Jesús perdió mucha sangre y fuerza después de los 39 azotes recibidos.
 
Con agotamiento extremo y debilitado se le obligó a cargar un travesaño de la cruz que pesaba alrededor de 125 libras y llevada a cuestas en una distancia de unos 650 metros, cuesta arriba.
 
Clavado de manos y pies, para poder respirar tenía que suspenderse apoyándose sobre los clavos que le atravezaban los pies y sosteniendo su cuerpo en los clavos de sus muñecas con terribles dolores, hasta que desangrado y exhausto murió asfixiado. Uno de los soldados, para asegurarse, le traspaso el pecho con una lanza. Según dictámenes médicos, era científicamente imposible que solo lo llevaran inconsciente a la tumba. Después de estudiar por lo que pasó Jesús, los médicos forenses consultados afirman que no sería posible para ningún ser humano haber sobrevivido.
 
¿Podría ser que los discípulos robaran el cuerpo y luego hicieran "aparecer" un personaje parecido a él a sustituirlo? No puede ser, porque el interés de las autoridades judías de terminar con Cristo les haría tomar todas las precauciones. Además de existir la guardia de los judíos, éstos le pidieron a Pilatos poner guardia romana custodiando el sepulcro. Un impostor habría sido capturado muy pronto por la misma guardia de los judíos o por los soldados romanos. Los judíos no tolerarían que después de "librarse" de Jesús, apareciera un sustituto proclamando que era el mismo Jesús resucitado, y los romanos no tolerarían la burla a su imperio haciendo aparecer un imitador como el resucitado de un condenado a muerte por una alta autoridad del César: el Procurador (Gobernador) Poncio Pilatos. Lo capturarían, torturarían y crucificarían también. ¿Quién querría ser ese impostor?

Al verdadero Jesús resucitado no podrían apresarlo pues, según los testimonios, así como aparecía se esfumaba. Si la persecución a quienes afirmaban su resurrección fue feroz, ¡imaginamos cómo perseguirían y denunciarían a un impostor! Además, ¿los discípulos fieles a Jesús seguirían a un imitador? Obviamente no, sobre todo si eso significaba su muerte: ¿Morir por un imitador? Seguramente no. Ser cristiano entonces era algo que acarreaba desprecio, pérdida de empleo, pérdida de bienes, divisiones familiares, persecución, cárcel, torturas y muerte. ¿Por qué someterse a todo eso si no estuvieran bien convencidos y seguros de la resurrección de Cristo?
 
La mayor prueba de la resurrección y la autenticidad de Jesús en todo lo que dijo e hizo, es la de los testigos que lo vieron resucitado, que en una de las ocasiones fueron más de quinientos. ¿Alucinaron? No es creible que alucinaran tantos y tantas veces que apareciera, con la misma alucinacion de manera continuada. Los prestigiosos sicólogos consultados han afirmado que una alucinación tan masiva y continuada por mucho tiempo no es posible. ¿Se puede "hipnotizar" a una audiencia? Si. Pero  mantenerlos "hipnotizados" permanentemente, no se puede. Las personas hipnotizadas olvidan lo que vieron, oyeron o hicieron bajo hipnosis.  
 
¿Mintieron? Empezando por los apostoles todos estaban dispuestos a dar su vida por afirmar la Resurrección de Cristo. ¡Y la dieron! Incluyendo a Saulo de Tarso, un fanático fariseo que perseguía y hasta presenciaba la muerte de los que afirmaban la Resurrección, hasta que vio a Jesucristo resucitado y se convirtió en un fiel apóstol de Cristo: el apóstol Pablo, que por testimoniar la resurrección de Cristo murió decapitado. ¿Quién perdería su privilegiado estatus, su comodidad, sus bienes, y daría la vida por una mentira, que además no le beneficiaría en nada, al contrario, solo le acarrearía pobreza, persecución, prisión y muerte? 

De los apóstoles todos fueron martirizados menos Juan, quien sufrió años preso en un calabozo. Los mártires del primer siglo, comenzando por el diácono Esteban muerto a pedradas (lapidado), los apóstoles y muchos otros, fueron testigos de la resurrección porque vieron, oyeron y tocaron a Jesús resucitado, y su testimonio fue ratificado con su sangre. 

El testimonio de quienes dieron su vida por afirmar ser testigos de la resurrección es incuestionable. Fue un testimonio muy convincente para los primeros cristianos que escucharon de ellos su testimonio, pues fueron después centenares los que creyeron y también dieron su vida por la fe en Jesús resucitado. No solo dieron sus vidas, sino la de sus hijos y la pérdida de todos sus bienes. Algo tendrán aquellos que proclamaban haber visto a Jesús resucitado que tantos creyeron en su testimonio: su personalidad e inspiración, su integridad y forma de vida, y el hecho de estar dispuestos a dar su vida por ello, como en efecto la dieron. El caso es que miles les creyeron y muchos creyentes también dieron sus vidas por esa fe tan convencida y firme en los comienzos del cristianismo.
 
Lee Strobel afirma que no pudo probar la falsedad de Cristo. Al contrario, todas las evidencias demostraron que existe, que es quien dijo ser, que murió en la Cruz y resucitó. Al terminar su investigación Strobel se convirtió al cristianismo.

Nota: Este comentario es una brevísima reseña de la obra de Lee Strobel. En ella cada tema se desarrolló ampliamente y se publicaron las pruebas documentales y las entrevistas realizadas a historiadores, arqueólogos, médicos forenses y otros especialistas, todos de gran prestigio y reconocimiento académico, que documentaron "El Caso de Cristo". El libro se puede encontrar en diferentes librerías en línea, como Amazon (también en E-book de Kindle).