20240829

Cuando el amor debe ser ciego

Amar es tener el coraje de hacerse el ciego para que el otro vea la luz. 

Adolfo Miranda Sáenz


 
Una pareja vivía bastante bien y tenían ya veinte años de casados. Un día ocurrió un incendio voraz en su casa. Los vecinos llamaron a los bomberos, pero la esposa y el esposo no pudieron salir a tiempo y fueron llevados muy graves al hospital.
 
Días después, los doctores dijeron al marido:
 
- Pudimos salvar a su esposa, pero ella está irreconocible: por encima de la cintura es un enrugado de piel, la boca deformada, perdió una parte de la nariz y una oreja. Va a ser difícil ayudar a su esposa a hacerse cargo de su vida...
 
El marido les contestó con voz baja: - Yo también sufrí mucho con ese fuego. Después de todo, no veo, estoy ciego...
 
Se fueron a la casa reconstruida con la ayuda de los parientes y amigos, pero no volvieron a salir de casa.
 
Ella estaba totalmente deformada...
 
Vivieron juntos diecisiete años, pero cuándo la esposa falleció, en la vela, cuál fue la sorpresa de los familiares y amigos al ver que el esposo ¡¡no estaba ciego!!
 
Apareció sin lentes oscuros y sin el bastón: ¡¡No había quedado ciego!! Y ante las inmediatas y abundantes preguntas, esto fue lo que contestó:
 
- Sabía que mi amada esposa nunca podría sentirse verdaderamente aceptada. Si supiera que yo podía ver su deformidad ella no lo hubiera soportado.
 
Amar es eso: amar es tener el coraje de hacerse el ciego para que el otro vea la luz.
 
Amar es dejar de ver los defectos en los demás, porque muchas veces los nuestros son mayores o hasta peores que los de los demás...
 
Amar es amar aún con tantos defectos... ¡Amar es simplemente saber amar!
 
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