20240822

Cómo agradarle más a los demás

Prácticas valiosas que nada cuestan

Adolfo Miranda Sáenz


Vístete bien sin importar la ocasión. Es verdad que el hábito no hace al monje, pero una persona vestida con ropa limpia y debidamente arreglada va a ser más apreciada que una sucia y desaliñada.

Cuando estés sentado y alguien venga a saludarte, levántate. Es de muy mala educación y una grosería quedarte sentado. Pero hay excepciones. Si eres mujer y viene un caballero, dependerá de si es una persona mayor o de un rango que amerite respeto para que te levantes.

Comenta siempre las cosas buenas, no las guardes en el corazón. Mucha gente habla de cosas malas, tristes o preocupantes. Tú trata más bien de poner algo bonito en la conversación.

Si hablas por teléfono y vas a poner el espíquer o altavoz informa primero a la persona con quien hablas. Obviamente, él querrá saber quién oirá lo que diga.

A veces pedimos delíveris o entregas a domicilio de comida o medicamentos. Ofrécele un vaso de agua al repartidor. Es alguien que se gana la vida muy duramente bajo el sol y la lluvia, estará muy cansado, y probablemente tendrá sed. Te lo va a agradecer mucho.

Abre siempre la puerta a la persona que viene detrás de ti. No importa si es un hombre o una mujer.

Deja de llegar tarde, es muy molesto, incómodo e incluso irritante tener que estar esperando a alguien, y peor si su costumbre es llegar siempre tarde.

Cuando alguien empiece a hablar de sus asuntos, no empieces tu a hablar de los tuyos. El mensaje que dejas es que no te importa nadie más que tu persona y eso es odioso, egoísta. Aprende primero a escuchar.

Nunca le preguntes a una persona tímida qué le pasa ni le preguntes por qué no hablas más.  Solo los hace sentir más incómodos.

Cuando visites la casa de alguien, lleva algo: una repostería, unas golosinas, una bebida, unas flores, lo que puedas, pero a una visita no llegues con las manos vacías. Claro que esto no es para las visitas de confianza y frecuentes.

Cuando abras un regalo, solo di gracias. No digas: "¡Es demasiado caro". Decir eso o alabarlo excesivamente hace sentirse  mal al que te está regalando. No comentes demasiado el regalo, basta con decir: "Gracias, está muy lindo, me encanta" ¡Y punto, nada más! Y si no te gusta, disimúlalo y también dí: "Gracias".

Ser creyente de una religión o de ninguna, tener una opción política determinada, o vegetariano o no vegetariano son elecciones libres de cada cual y debemos respetarlas. No le preguntes a nadie por qué es así, excepto si te interesa conocedr más de ese tema con sinceridad. 

No le expreses simpatía, atracción o admiración a nadie en público. Esto avergonzará a la persona y la expone a que se rían de ella.

Y finalizo con el consejo que debemos practicar casi todos, porque es un defecto horrible y casi todo el mundo lo hace: No mires tu teléfono cuando otros te están hablando. Aprende a apartarte de tu celular.