COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES
Adolfo Miranda Sáenz
—Ahora —volvió a decirle al maestro— déjalo como estaba antes.
Por supuesto que no pudo dejarlo como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues o de arrugas.
Entonces el maestro terminó diciendo:
—El corazón de las personas es como este papel. La huella que deja con tu ofensa será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendió aquel niño que llegó a ser un predicador, a ser más comprensivo y más paciente, recordando, cuando está a punto de estallar, el ejemplo del papel arrugado.
Esta historia nos ayuda a entender la importancia de controlar la ira, la cólera, conocer y controlar nuestras emociones y expresar nuestro desacuerdo y enfado con moderación. No se trata de no enfadarse, sino de saber manejar nuestro enfado, y de saber expresar nuestro malestar, inconformidad o enojo sin atacar al otro, siempre con respeto; no recurrir nunca a la violencia ni siquiera verbal, de palabras hirientes o alteradas, o gritando, pues es dañino tanto para los demás como para nosotros mismos. Es importante saber gestionar las frustraciones o nuestro enfado sin perder la calma.
Gracias al control de nuestra ira nos evitaremos ir por la vida arrugando papeles.
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