20240215

"La paciencia conquista el corazón"

 MENSAJES CORTOS Y ÚTILES

Adolfo Miranda Sáenz

 

“La paciencia conquista el corazón”




En una pequeña aldea de Etiopía, en África, un hombre y una mujer viudos decidieron formar juntos una nueva familia y se casaron. Sin embargo, había un problema, él tenía una hija pequeña que no había superado aún la muerte de su madre. La nueva esposa intentó ganarse su cariño, pero pasada la primera semana, la niña la rechazaba y ni siquiera le dirigió la palabra.

 

La mujer, impotente, decidió ir a pedirle ayuda al jefe de su aldea, que era muy sabio. “¿Qué puedo hacer para que la niña me acepte?”, le preguntó. Y este respondió: “Me tienes que traer tres pelos del bigote de un león”. Ella salió preocupada, preguntándose cómo le podría cortar tres pelos al fiero animal sin que este la atacara.

 

Al ver un león, guardó distancia y lo observó desde lejos durante un rato. Pasado un tiempo, se acercó, le dejó un trozo de carne y se volvió a alejar. Repitió lo mismo durante varios días, acercándose un poco más cada vez y dejando la carne, y así el animal se acostumbró a la presencia de la mujer. Hasta que un día, cuando ya podía acercarse hasta quedar junto al león, le pudo cortar con una tijera los tres pelos del bigote sin problemas mientras el león dormía. Inmediatamente se fue a llevar los pelos al hombre sabio que era el jefe de la aldea.

 

“Muy bien, Te felicito”, dijo el jefe. Ahora tira esos pelos del león a la basura. “¡¿Cómo!? Exclamó la mujer. “Jefe, ¿no sabe cuánto tiempo y paciencia me costó lograr cortar esos tres pelos al león?” El jefe entonces mirándola a los ojos le dijo: “Precisamente esa era la lección que debía yo enseñarte. Tú has dicho las dos palabras claves que necesitas aplicar para obtener el amor de la hija de tu esposo que hoy es tu nueva hija: tiempo y paciencia. Has con tu hija lo mismo que hiciste con el león."  

 

La mujer se dio entonces cuenta de que ya sabía cómo conseguir el cariño de la pequeña: teniendo paciencia. Como había hecho con el león, debía acercarse poco a poco a ella, respetando su actitud y su territorio, esperando pacientemente. Y así lo hizo, usando la prudencia, el tiempo y la paciencia, sin presionar a la niña, sin abrumarla, poco a poco, con pequeños gestos, pero, sobre todo, muy pacientemente, logró que aquella niña la llegara a amar como a su propia madre.

 

Esa mujer lo entendió muy bien, pues es muy cierto que, con paciencia, sin abrumar ni presionar al otro, es más fácil acabar conquistando el corazón de las personas.


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