20220719

El destino universal de los bienes

Las riquezas de la Tierra existen para uso de toda la humanidad, sin excluir a nadie. El 1% de la población más rica es dueño de la mitad de la riqueza del planeta. 5 mil millones de personas viven en la pobreza o en la miseria.

Adolfo Miranda Sáenz


Las riquezas de la Tierra existen para uso de toda la humanidad, sin excluir a nadie. El “destino universal de los bienes” es reconocido por el  derecho universal como parte de la ley natural. Toda persona debe tener la posibilidad de acceder a los bienes que le permitan gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo. Pero según estudios del Instituto de Investigación del “Credit Suisse Group”, el 1% de la población más rica es dueño de la mitad de la riqueza del planeta. El 70% de la población mundial solo posee el 3% de la riqueza. 5 mil millones de personas viven en la pobreza o en la miseria. Esta realidad debería cuestionar la conciencia de la humanidad y decirlo no es un asunto de demagogia política sino exponer un asunto moral. 
 
La Iglesia Católica ilumina nuestras conciencias basándose en la Palabra de Dios (cf. Génesis 1,27-29. Salmos 82,3. Proverbios 31:9. Mateo 25,31-46. Lucas 3,11; 4,18-19; 10,25-37), proclamando que “Dios ha destinado la Tierra y cuanto ella contiene para uso de todas los personas humanas. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la tutela de la justicia y con la compañía de la caridad” (Concilio Vaticano II, Constitución “Gaudium et Spes”, No. 69). “El principio del uso común de los bienes es el primer principio de todo el ordenamiento ético-social” (Juan Pablo II, “Laborem Exercens” No. 19).
 
Si Dios ha dado la Tierra a todo el género humano, los bienes que ésta contiene y produce —las riquezas del planeta— pertenecen a toda la humanidad. Esto significa “el destino universal de los bienes”. Se trata del don de Dios que en la creación ha provisto la fecundidad y capacidad de nuestro planeta para proveer los bienes materiales que necesita el ser humano para su feliz existencia (cf. Juan Pablo II, “Centesimus Annus”, No. 31).
 
Se trata de un derecho propio de la naturaleza humana. “Todos los demás derechos, sean los que fueren, comprendidos en ellos los de propiedad privada y de libre comercio, a ello [al destino universal de los bienes] están subordinados: no deben estorbar, al contrario, deben facilitar su realización, y es un deber social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad primera” (Pablo VI, “Populorum Progressio” No. 22).
 
La distribución de los bienes tiene que ser ordenada, pues de otra forma sería un caos. Ordenada pero justa. Para asegurar un uso justo y ordenado de los bienes, es necesario un sistema legal que determine y regule esa distribución. En ese sistema cabe la propiedad privada y las otras formas de dominio de los bienes, que aseguren a cada cual el derecho de propiedad para su realización autónoma personal y familiar. El derecho a la propiedad de una parte de los bienes es necesario para ejercer el derecho a la libertad. La propiedad privada es también un derecho humano, pero no un derecho absoluto. Es un instrumento para cumplir el destino universal de los bienes, un medio legítimo, pero no un fin. Se justifica porque es un medio para lograr el “destino universal de los bienes” cuando cumple una función social, como multiplicar los bienes para el beneficio propio y para otros, practicando la justicia social y ejerciendo la caridad (cf. Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, Nos. 70-71).
 
El Papa Francisco continuamente nos recuerda que el injusto orden socioeconómico, basado en el lucro como único fin, es contrario a la voluntad de Dios. La Iglesia no tiene ideología política ni un proyecto socioeconómico; no propone soluciones técnicas, aunque rechaza al capitalismo salvaje y al comunismo como soluciones. Sí exhorta a transformar las estructuras sociales que existen, para que el progreso de unos no impida el desarrollo de otros (cf. Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, Nos. 67-72. Catecismo de la Iglesia Católica, Nos. 2401-2449).

Artículo publicado en el Diario La Prensa y transmitido por Radio Corporación (Managua)