Muy poco se dice de la Guerra de Sudán del Sur donde han muerto medio millón de personas; dos millones están a punto de morir de hambre, ocho millones están en la miseria y las calles se llenan de cadáveres.
Adolfo Miranda Sáenz
Estamos en contra de la invasión a
Ucrania. Hemos estado pendientes desde un principio de la guerra en Ucrania,
del sufrimiento de los ucranianos, de los refugiados. Casi no hay día sin
noticias sobre Ucrania.
Pero muy poco se dice de la
Guerra de Sudán del Sur donde han muerto medio millón de personas; dos millones
están a punto de morir de hambre, ocho millones están en la miseria y las
calles se llenan de cadáveres. ¿Por qué esto no parece importarle mucho al
mundo de Occidente? ¿Acaso porque los ucranianos son europeos y blancos y los
sur-sudaneses africanos y negros? ¿O porque en Ucrania están los intereses de las
grandes potencias y sus medios la destacan ignorando otras crisis humanitarias?
Sudán del Sur mantiene una guerra
civil desde hace más de 20 años. Es una zona de destrucción, desplazamientos,
violencia, guerra, enfermedades, hambre y muerte en pleno centro de África,
donde habitan diversas tribus, razas, culturas y religiones. Es un hervidero de
conflictos étnicos, religiosos, tribales y políticos, además de alternarse
catástrofes por largas sequías o lluvias torrenciales.
En el 2011 Sudán del Sur votó a
favor de separarse del Norte, esperando alejarse de los conflictos. Pero la separación
no trajo ninguna solución a los problemas que históricamente ha tenido el Sudán
original, y actualmente Sudán del Sur sufre las consecuencias de esta guerra
civil.
Los habitantes de Sudán del Sur sobreviven
por debajo del umbral de la pobreza. Millones de personas no pueden satisfacer
sus necesidades básicas, como sería la alimentación diaria, el acceso al agua
potable y la atención médica, entre otras emergencias.
En diciembre de 2013 un ejército
de oposición al gobierno intentó dar un Golpe de Estado fallido; desde entonces
se dan encarnizadas luchas que enfrentan al gobierno y la oposición. En 2020 se
dio una pequeña tregua, pero las terribles oleadas de violencia, bombardeos y
masacres, dejaron un país dividido políticamente con una profunda rivalidad. Muy
pronto las armas volvieron a tronar y la guerra sigue.
La población está en la miseria, sin
recursos ni estabilidad necesarios para poder trabajar. La situación se agravó
más por la pandemia del COVID. No tenían capacidad para prevenirla, vacunar ni
mitigar sus efectos. Fue devastador.
Actualmente más de 8 millones de
personas necesitan ayuda de emergencia y protección. Hay más de 2 millones en
campamentos para refugiados y otros 2 millones en Etiopía, Sudán y Uganda, sin
medicinas ni alimentos suficientes. En Sudán del Sur hay una emergencia
humanitaria. La guerra, la pandemia y el hambre han matado a más de medio
millón de personas, incluyendo niños y ancianos.
Paradójicamente Sudán del Sur es
rico en recursos, pues tiene petróleo, hierro, cobre, cromo, zinc, tungsteno,
plata y oro, pero todos son explotados por empresas trasnacionales que para
mantener sus intereses promueven la guerra.
Los combates han aumentado. Muchos
países ya han evacuado a sus nacionales. Los bombardeos se dan por todos lados
y el hedor de los cadáveres sin poder enterrar clama ante un mundo indiferente para
que se tome conciencia de este drama que amerita reforzar y hacer más efectiva la
insuficiente fuerza internacional de paz de la ONU y aumentar la escasa ayuda
humanitaria actual.
El Reino Unido, que sometió al
Sudán como colonia en los siglos XIX y XX explotando sus riquezas, no desarrolló
la educación ni dejó base alguna para su desarrollo. Hoy el Reino Unido, Francia,
Alemania y Estados Unidos, entre otros, que han destinado más de 300 mil
millones de dólares para la defensa de Ucrania, podrían ayudar a resolver esta
crisis aportando menos del 0.5 % de esa suma.
No solo existe la guerra de
Ucrania. No debemos olvidarnos de Ucrania, pero tampoco olvidemos que hay
guerras horribles en Sudán del Sur, Siria, Yemen,
Myanmar y otras naciones. También sufre una crisis
humanitaria Afganistán: un pueblo olvidado del mundo donde también están muriendo
de hambre.