COMENTARIOS CORTOS Y ÚTILES
Porque las parejas que solo viven juntas sin casarse… ¡duran mucho menos!
Hoy son muchos los que no se quieren casar porque no quieren aceptar un compromiso y asumir responsabilidades. Solo quieren vivir la “dolce vita” picando de flor en flor. ¿Y el amor? Ya el amor entre un hombre y una mujer, tan fuerte como para entregarse por entero y para siempre el uno al otro, ese amor… va desapareciendo de este mundo.
Ahora lo sustituye solo el deseo sexual. Quieren una pareja únicamente para satisfacerse sexualmente. Puede ser solo por un tiempo: mientras uno de los dos no se aburra del otro… o no le guste más otra persona. O puede ser tan solo por una noche… y punto.
¿Y tener hijos…? ¡Qué va! ¡De eso ni hablar! Es una responsabilidad que no quieren asumir. Prefieren tener un perrito o un gatito oa lo mejor un pececito de colores que necesita menos cuidados. Pero todos los hombres nacemos y desarrollamos un instinto paterno y las mujeres un instinto maternal, que hasta los animales lo tienen. Pero, ¿será que los hombres y mujeres de hoy nos estamos convirtiendo en algo menos que animales?
Es verdad que casarse con el propósito de amarse toda la vida —¡hasta que la muerte nos separe!— y tener y criar hijos es asumir responsabilidades serias. Aquellos que no quieren asumirlas no están escogiendo el camino más feliz. Quizás el más fácil, pero no el mejor. Porque se están perdiendo de una felicidad inmensa que ningún triunfo, ninguna fortuna económica, ningún poder, ningún otro placer nos puede dar en la vida: ¡El amor sincero e inmenso entre esposos!
Además, esa inmensa felicidad se acrecienta todavía mucho más con la dicha de tener hijos e hijas. Pocas cosas superan la felicidad de tener quien te abrece y te diga con ternura “te quiero mucho papá” o “te amo inmensamente mamá”.
El amor de los esposos, ese amor sincero, grande, de entregarse la vida el uno al otro, da una dicha que es imposible describirla con palabras. Habrán problemas… habrán dificultades, habrán fallas humanas, habrán lágrimas… ¡Por supuesto! Pero cuando el amor es verdadero, ¡todo se supera! Porque, cuando el amor es verdadero, el amor todo lo vence… “Omnia vincit amor”.
Un señor de ochenta años insistía en desayunar diario con su esposa, y cuando le preguntaron: “¿Por qué su esposa está en una residencia de personas mayores?”, él respondió: “porque tiene Alzheimer (o sea pérdida de la memoria)” .
Entonces le preguntaron: “¿Se preocuparía su esposa si usted dejara de venir a desayunar con ella?” Y respondió: “No, porque ella ya no se acuerda de nada… ya no sabe quién soy yo, desde hace cinco años que ya no me reconoce.”
Entonces, sorprendidos por esa respuesta, le preguntaron: “Pero, entonces, ¿para qué viene todos los días a desayunar con ella? ¿Para qué se toma esa molestia si ella ni siquiera sabe quién es usted?”
Entonces aquel hombre sonrió y dijo: “Ella no sabe quién soy yo, ¡pero yo sí sé quién es ella!”
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