El reto más complicado del Papa Francisco. La reforma al centro de poder e influencia dentro de la Iglesia, tan respetado como temido.
Adolfo Miranda Sáenz
Cuando abdicó Benedicto XVI, el
Colegio de Cardenales tuvo algunas reuniones antes de entrar al Cónclave, en
las que se expusieron los principales problemas y retos que tendría el nuevo
Papa. Plantearon el tema doloroso de abusos de menores; los escándalos
alrededor del llamado “banco del Vaticano”; y también fue manifestada por la
mayoría de cardenales la necesidad de reformar la Curia Romana.
Una vez elegido, el Papa
Francisco tomó medidas de “cero tolerancia” con los clérigos que abusaran de
menores, mandando a los obispos a actuar con rigor. Reformó el manejo de las
finanzas de la Iglesia y removió de sus cargos a los funcionarios, clérigos o
laicos, que no fueran de probada honestidad. La reforma de la Curia Romana fue
probablemente su reto más complicado. Estaban en juego los cargos de
importantes e influyentes cardenales. La Curia Romana era el centro de poder e
influencia más grande de la Iglesia, tan respetada como temida, pero anacrónica.
Sus secretarías, comisiones, congregaciones o dicasterios eran los súper
ministerios que gobernaban la Iglesia Católica, legalmente bajo la autoridad
del Papa, que no siempre podía controlarlos ni estar enterado de todo.
Decidió nombrar una Comisión de
Cardenales Asesores para ayudarlo en esta tarea y en general en el gobierno de
la Iglesia, bajo la coordinación del cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez
Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa. Algunos cardenales nombrados inicialmente
tuvieron que ser sustituidos en la marcha por diferentes razones prácticas (ninguna
por contradicciones ni discrepancias). Además del coordinador, Cardenal
Rodríguez Maradiaga, la integran los cardenales Pietro Parolin, Secretario de
Estado; Sean Patrick O'Malley, arzobispo de Boston; Oswald Gracias, arzobispo
de Bombay; Reinhard Marx, arzobispo de Múnich; Giuseppe Bertello, Gobernador
del Estado del Vaticano; y Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo de Kinshasa,
República del Congo.
Con la reciente Constitución Apostólica
“Praedicate Evangelium”, Francisco, llamado “El Papa de la Primavera” por la
frescura renovadora que ha traído, ratificó algunos cambios que ya están en vigencia,
suprimió algunos organismos, reformó otros y creó nuevos. Entre los cambios está la
creación del gran dicasterio para la Evangelización, que será presidido
directamente por el Papa, el nuevo dicasterio
para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que agrupará los temas
sociales de la Iglesia, la nueva Secretaría para la Economía, que manejará
todas las finanzas vaticanas y la transformación de la antes poderosa
Secretaría de Estado en una Secretaría Papal.
El dicasterio para la Doctrina de
la Fe se ha dividido en dos secciones: una disciplinar que se ocupará de los
procesos canónicos con la intención de acelerar las causas sobre los abusos a
menores, y la otra doctrinal, que se ocupa de la reglas sobre fe y moral. Además,
dentro de Doctrina de la Fe se ha incluido la Comisión Pontificia para la
Protección de los Menores, para proponer las iniciativas más adecuadas para la
protección de niños, niñas y otras personas vulnerables.
la Curia Romana tendrá 16
dicasterios para: la Evangelización; la Doctrina de la Fe; el Servicio de la
Caridad; las Iglesias Orientales; el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos; las Causas de los Santos; de los Obispos; del Clero; de los
Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica; los Laicos; la
Familia y la Vida; la Promoción de la Unidad de los Cristianos; el Diálogo
Interreligioso; la Cultura y la Educación; la Promoción del Desarrollo Humano
Integral; los Textos Legislativos; y para la Comunicación.
Igual que en las secretarías, comisiones, etc.,
los miembros serán nombrados por el Papa por cinco años, y deben participar —incluso presidir algunos— no
solo cardenales y clérigos, sino religiosos y laicos varones y mujeres. Todos
son ahora iguales en jerarquía, obligados a coordinarse y servir como
organismos de apoyo al Papa y los obispos, para facilitar la evangelización en
el espíritu del Concilio Vaticano II, actuando en sinodalidad y diálogo.
Publicado en el Diario La Prensa y transmitido por Radio Corporación (Managua)